Como “peliculesca” señaló el investigador, coplero, actor y folclorista Gabriel Paredes Villegas a las indagaciones desarrolladas junto a Janina Suárez Pinzón, docente y funcionaria de la Universidad de las Artes, para el libro “Los teatros–cines guayaquileños 1857-1999”, del cual son sus autores. Su expresión, en el diálogo con InfoUArtes, fue una evidente referencia al recorrido realizado por los espacios donde entre los años señalados se proyectaban películas y programaban obras de teatro en la ciudad.
Publicada por UArtes Ediciones, la obra se presentó este 29 de agosto, en el auditorio de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, en el marco de la celebración de los 100 años del cine ecuatoriano que la Cinemateca Nacional de la sede matriz de la institución cultural realiza en nuestra ciudad con una muestra de proyecciones cinematográficas.
La presentación propició un conversatorio, donde Suárez y Paredes dieron detalles del proceso del libro, así como la inmersión que hicieron para recuperar la memoria del cine en la ciudad-puerto. Los acompañaron Ana María Crespo, quien actuó como moderadora, y Juan Carlos Vargas, que intervino en las indagaciones; ambos son alumni UArtes.
Las actividades conmemorativas cuentan con el apoyo de la Prefectura de Pichincha, mencionó Crespo, destacando el esfuerzo conjunto entre la Cinemateca Nacional, que está bajo la dirección de Mariuxi Alemán, y la UArtes. “Este libro es una historia sobre el florecimiento y la decadencia”, refirió la moderadora, haciendo notorio que para la tarea indagatoria sus autores acudieron a las hemerotecas de la Biblioteca de las Artes, la Biblioteca Municipal y el Archivo Histórico del Guayas, donde se recogieron vivencias y establecieron las fechas en que se inauguraron las salas guayaquileñas.

En la ciudad-puerto, el consumo de obras de teatro y las funciones de cine se constituyeron en el principal elemento de distracción y diversión familiar de locales o afuereños, se resaltó en el diálogo. Paredes manifestó que de publicaciones de periódicos de la época, como “El grito del pueblo”, “El Telégrafo”, “El Universo”, “La Razón” y “La Prensa”, se logró recopilar información valiosa sobre los cines-teatros, cuándo se inauguraron y en qué lugar de Guayaquil se hallaban.
“En décadas pasadas, las salas de teatro eran el punto de encuentro para que la ciudadanía saliera de la rutina laboral y pudiera sumergirse en la ficción propuesta en la cartelera cinematográfica. El visionado de películas proporcionaba satisfacción, liberaba de obligaciones contractuales, permitía un descanso en la vida cotidiana y encantarse por las estrellas de la pantalla grande, sus discursos y atuendos. Tal fascinación producida por el cine involucraba a las otras personas con las que se compartía la sala y con las que se acostumbraba a dialogar sobre su catarsis tras la función, contar y oír historias para comprender el mundo, para sobrellevarlo”, se lee en el la introducción de la obra, escrita por Suárez y Paredes.
Con el apoyo de diapositivas, los autores de la obra se mostraron imágenes de algunos de los cines que con los años pasaron a convertirse en bodegas o locales de actividades distantes a la cinematografía. Los cines de barrio y de la ciudad han desaparecido por la concentración de las salas de proyecciones en los centros comerciales y luego estos también empezaron a sufrir con las producciones que se ven por cable, internet y streaming; la gente los prefiere, en lugar de ir al cine. El público es cada día más escaso en las salas de cine, refirió Paredes.
Contó que al hallar información de la inauguración de salas de teatro-cine –como una abierta en 1950, con capacidad para 800 personas– pudo evidenciar que los empresarios construían grandes aforos porque había público, “ahora construir una sala para unas 1.200 personas es esperar a que lleguen solo los fantasmas. Las salas de cine han reducido su capacidad”.

El teatro sufre igual porque, a pesar de tener un contacto directo con el público y no pasar de moda, también pasa por un momento crítico, expresó el autor, anotando que la publicación realizada con Janina Suárez es el resultado de muchos años de amistad y el interés que comparten por investigar y querer conocer la historia guayaquileña. “Ella desde la Universidad de las Artes y yo desde la investigación periodística”.
Janina Suárez destacó la atención que UArtes Ediciones hizo al manuscrito que junto a Paredes envió en tiempos de la pandemia por COVID-19 para la realización del libro que ahora presentan. Agradeció también a su coautor por permitirle participar en una obra como “Los teatros–cines guayaquileños 1857-1999”, la cual sustenta la memoria de Guayaquil.
“Confiamos que el trecho revisado entre 1857 a 1995 va a dar pie a nuevas búsquedas para quienes gustamos de rebuscar las versiones de la historia, repensar las novedades que se develan en los archivos periodísticos”, indicó la docente UArtes y señaló también su proceso: Recabamos pistas para hacer una línea de tiempo, aunque seguirá siendo una historia inacabada, pues sabemos que lo que no fue noticiado no constará en los registros del pasado.
Desde el auditorio de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, a la cual señaló como sala representativa del centro de la ciudad, “podemos ofrecerles una mirada comprometida con el patrimonio de Guayaquil, con el oficio del cine que quisimos poner de relieve. Cada una de esas salas de cine dejó una huella en la sociedad guayaquileña y demostró una trascendencia glocal al convertirse en un punto de tránsito para diferentes espectáculos que giraban en América, esta ciudad era la sede de actores y actrices de reconocida fama”.
Suárez concluyó que la pantalla grande “es un portal que nos atrapa y traspasa en un convivio placentero al que volvemos cada vez que se oferta una y otra historia, conflicto, personajes, lugares, amores”.
Fotos: Vinculación con la Sociedad y Dircom UArtes/Casa de la Cultura Ecuatoriana.